La relación entre el equipo Boyacá Chicó FC y las instituciones de Tunja se ha vuelto sinónimo de controversia, marcada por la figura de su directivo, Eduardo Pimentel, y una persistente lista de incumplimientos logísticos y regulatorios.
A pesar de los importantes ingresos garantizados por derechos de televisión, el club opera con una deficiente gestión en la organización de partidos de alta afluencia, deteriorando la convivencia con la ciudad que lo acogió en 2005.
Historial de Resistencia Institucional
El patrón de desacato a la supervisión regulatoria del club no es reciente. En 2021, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) sancionó al Chicó con una multa de casi $208 millones de pesos (COP $207.925.323) por obstruir una actuación administrativa de inspección, vigilancia y control.
El Contraste de Ingresos y Gestión
El Boyacá Chicó se beneficia de la bonanza del fútbol profesional colombiano (FPC), que en 2024 reportó más de un billón de pesos en ingresos.
* Ingreso Garantizado: El club recibe un promedio anual de $1.5 millones de dólares (cerca de $6.000 millones de pesos) solo por derechos de televisión, un ingreso estable similar al de los clubes más grandes del país.
* Dependencia de Taquilla: Pese a la solidez financiera por televisión, el club depende de los abonados y, crucialmente, de las visitas de equipos grandes para "cuadrar caja". Es precisamente en la logística de estos partidos donde el conflicto se agudiza.
La Lista de Incumplimientos Denunciados
La Comisión Local de Seguridad, Comodidad y Convivencia del Fútbol ha sido la principal afectada por el patrón de faltas del Chicó, evidenciando un aparente desinterés por acatar las directrices:
* Desatención a la Fuerza Pública: La Policía Metropolitana (Metun) destina hasta 600 agentes a los partidos sin recibir retribución económica. Se denuncia que el club no provee ni siquiera un mínimo de hidratación o atención básica.
* Opacidad en la Taquilla: Se ha detectado la venta de boletas en formato físico, lo cual burla la exigencia de venta virtual, generando dudas sobre el reporte real de ingresos y obligando a los hinchas visitantes a largas filas en una sola ventanilla.
* Logística Deficiente y Prohibida: Se solicita una cantidad específica de personal logístico (ej. 250 personas) y el club despliega una cifra significativamente menor. Peor aún, se ha comprobado la presencia de menores de edad realizando estas labores, lo cual está tajantemente prohibido.
* Vallas Inadecuadas: Se incumplen las normas de seguridad al no instalar vallas altas de cerramiento requeridas para el control de acceso, utilizando en su lugar vallas publicitarias de 1.20 metros, lo que facilita el ingreso de "colados".
Este constante choque de trenes, marcado por la resistencia a las normas de seguridad y las carencias logísticas, lleva a cuestionar el respeto del club hacia la institucionalidad local y sugiere que la posible decisión de jugar a puerta cerrada podría ser la culminación de esta convivencia rota.
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